jueves, 22 de marzo de 2012

Las diferencias entre embrión y niño



Hola obispos, soy Coco!. Hoy voy a enseñaros a distinguir entre un embrión y un niño.

A la unión de los gametos masculinos se le denomina zigoto, el cual por mitosis celular evoluciona a una mórula (hasta 64 células), y luego a una blástula. A partir de su implantación, una semana después de la fecundación, en el útero, y hasta la 14ª semana, podemos hablar de embrión.

De ahí el límite límite legal propuesto, siempre de algún modo arbitrario, de las 14 semanas para el aborto libre.

Atended.

Esto es un embrión:






Para que veáis las diferencias. Esto es un niño:






Esto es un lince:





Y esto, un obispo:




(exactamente, un cardenal).

Esto es un Nogal:




Y esto, una nuez:






Esto es un huevo:




Y esto, una gallina





Señores obispos, ¿van pillando el concepto? No se bate una gallina para hacer una tortilla, de la misma forma que una nuez no da sombra. No me intento comer un nogal, ni pretendo que un huevo cante al amanecer. Porque un huevo no es una gallina, una nuez no es un nogal, ni un embrión un niño.

Recientemente, el Tribunal Constitucional dejó bien claro que un grupo de células no es un ciudadano, y por lo tanto no es sujeto de derecho. ¿Por qué? Lo mejor es recurrir al diccionario:

hombre.
(Del lat. homo, -ĭnis).
1. m. Ser animado racional, varón o mujer.

razón.
(Del lat. ratĭo, -ōnis).
1. f. Facultad de discurrir.

discurrir.
(Del lat. discurrĕre).
6. intr. Reflexionar, pensar, hablar acerca de algo, aplicar la inteligencia.


¿Ha quedado claro? El zigoto, el embrión y el feto son organismos vivos, como es cualquier célula de nuestra piel, un gato, una planta, un hongo, un virus o una bacteria. Hay vida, pero al no haber razón, no hay vida humana.

Por si no les ha quedado claro: es al razonar, que nos hacemos humanos. Aplíquense el cuento.


Y uno ya se aburre de escribir siempre lo mismo. Copio y pego de un comentario que hice en Quien mucho abarca:

Reducción al absurdo. Ni el católico más furibundo se toma en serio que un embrión sea una persona (no posee los atributos que nos distinguen: razón y consciencia, cogito ergo sum).

Lo que quiere la Iglesia es perpetuar el rol tradicional de mujer-coneja atada al hogar, pariendo los hijos que Dios nos quiera dar. Una mujer que no tenga alcance a medios para planificar su maternidad es una mujer esclavizada a su útero. Jamás podrá trabajar o lograr una independencia económica, encadenando embarazos, lactancias y obligada a cuidar de su numerosa prole. Y, por supuesto, tampoco podrá tener una vida sexual plena, desligada de la concepción. Sus pecados serán rápidamente puestos al descubierto y sufrirá el rechazo de los que, cínicamente, le niegan el uso a anticonceptivos y el recurso al aborto.

Simplemente, la mujer no tiene otra opción en el mundo cristiano (e islámico, y judio) que el de ser una esposa fiel y sumisa o una virgen al servicio de Dios.

El verdadero objeto de la campaña de la Iglesia contra el aborto, igual que contra los anticonceptivos o el divorcio, es perpetuar la sociedad patriarcal, el sometimiento de la mujer. Así, la sociedad podrá ser el reflejo de la Iglesia: dirigida por hombres. Ése es el modelo de sociedad de las religiones abrahámicas (las tres iguales, las tres la misma mierda).

Y, la verdad, por mucho que miro mi polla (preciosa, por cierto) no veo salir de ella ninguna idea genial que justifique la diferencia.

Si alguien desea extenderse en el tema, despotricar contra mí o hablar de linces y fauna protegida, por favor, dirigirse a la entrada principal:

http://lamiradadelmendigo.blogspot.com.es/