Zapatero ha anunciado que dará un portátil con pantalla táctil a cada alumno de primaria. Así, sin importarle el coste, ni que estemos en crisis, ni que para qué coño usa un crío de 10 años un portátil con internet en clase, si no es para estar en el tuenti, o si el profesor estará preparado para usar ese chisme o la asignatura, para poder impartirla de forma informática. Porque en mi universidad, de Ingeniería Industrial, tenemos suerte si el profesor tiene las transparencias de la asignatura en el ordenador. No se ha preocupado de si hay enchufes en las clases, ni del pastuzo que cuesta, ni del medio ambiente.
Sólo se ha preocupado de conseguir votos, de salir en la tele, y de que seguro que de cada portátil que pagaremos entre todos, él se llevará un euro. Como hacen todos, el PSOE y el PP. Porque nadie ha dicho que eso es una soberana subnormalidad que nos va a salir por un ojo de la cara. Ni en el parlamento, ni en la televisión. Porque son todos iguales, porque lo único que les importa es lo que roban, y hacen como que discuten, pero en subirse el sueldo siempre están de acuerdo. Y ya me han tocado los cojones, ellos y quien apoya a unos o a otros.
Que ahora prohíben dar bolsas por el medio ambiente, porque esas bolsas van a la basura.. Sí señor, de hecho, las usamos para tirar la basura. Eso sí que es reutilizar las cosas. Ahora tendremos que comprar bolsas de basura, con lo que el plástico que tiraremos será el mismo. Ahora sí, pagaremos la bolsa de basura y la bolsa reusable del Carrefour.
Igual que pagamos a precio de oro la energía que se genera con las energías renovables, placas solares y molinos eólicos. Que son tan caras de construir y de mantenimiento, que si no la subvencionamos (vamos, la pagamos entre todos), no sale rentable. Que son complicadas de construir, no dan una mierda de energía, tienen una vida de pocos años, y después hay que tirarlo todo, y eso sí contamina un huevo. Porque todo el mundo que sabe un poco, sabe desde hace tiempo que la energía más limpia y más barata es la nuclear. Pero nos han comido la cabeza y nos la siguen comiendo. Porque como en La Muela, el político de turno cobra por cada molinillo.
Hoy me tiene hasta los cojones la banca, que nos ha metido en una crisis dando hipotecas de 200.000 euros a gente con un sueldo de 600 y presentando como aval un chupa chups, y ahora cierran el grifo cuando ya se han hecho de oro. Y me los tocan los gilipollas que se lo compraron, sin preocuparse de si algún día lo podrían pagar. Y los miles de interesados que han especulado con el suelo y con la vivienda. Y ahora nadie lo paga, pero todos nos echamos las manos a la cabeza.
Y el PP y la patronal proponen como medida abaratar el despido y reducir el paro. Y nadie les dice que se reduzca el sueldo su puta madre, que ellos tienen el sueldo seguro, y los otros cuando se hicieron de oro no se quejaban, pero ahora quieren que el despido les salga gratis.
Porque estoy hasta los cojones de que la SGAE y un montón de soplagaitas como el Ramoncín y el Bardem, que se dicen progresistas pero tienen su casa de lujo en Miami y su yatecito en el puerto, me cobren a mí un canon por cada CD, disco duro, móvil, MP3, impresora o por cada libro que cojo prestado de una biblioteca pública, y el Gobierno les deja porque si dices algo en contra de ellos salen hablando mal de ti, y te hacen perder las elecciones.
Así que nadie les dice ladrones, que es lo que son. Que además hacen una mierda de películas que no tienen argumento, y sólo venden entradas porque sale el Hugo Silva en pelotas. Y para más huevos, una de las autoras de semejantes bodrios es la Ministra de Cultura. Tiene cojones la cosa.
Resulta que el criminal soy yo, por usar internet, por poner el emule, por usarlo para decir lo que me da la gana y para buscar más información que la que me dan mascada en las noticias de las tres, que la mitad del telediario es deporte y la otra mitad el tiempo, con un par de anuncios en medio, del jefe de la cadena, camuflados como noticias. Soy un delincuente por intentar pensar por mí mismo. Porque me quejo de que nos roben y nos toreen, y aun encima nos dejemos.
Igual que nos dejamos meter miedo, para intentarnos vender vacunas y mascarillas, diciendo que viene una pandemia mundial de gripe del cerdo, ahora gripe A. Igual que antes los mismos dijeron que venía la gripe aviar. Y qué curioso que las dos veces, quien anunció al mundo que habría millones de muertos, sea el dueño de la fabrica de las vacunas y secretario del gobierno de George Bush. Millones de dosis de un medicamento llamado Tamiflu, que por lo que se sabe ha matado a más gente de la que ha salvado. Pero todos callan, y si me fuerzas, le hacen el bombo.
Demostrando que hay idiotas en todos lados, ahora el PP ha pedido que los padres tengan que autorizar a alguien con menos de 18 años antes de que puedan hacerse socios del tuenti o del facebook. Lo que significaría que una niña de 16 años puede abortar sin pedirle permiso a los padres, y un crío de 17 asesinar a alguien sin ir a la cárcel. Pero no pueden subir sus fotos en pelotas hechas delante del espejo. Que ya de paso sirve para que las vea el chico que te gusta... y el que no te gusta, sus amigos pajeros, y todos los cerdos pederastas de internet. Porque éste es el país donde todo el mundo hace las cosas sin pensar, tengas 16 años y lleves un calentón, o tengas 50 y seas ministro.
Pero es mejor discutir sobre si yo hablo catalán, o tú gallego, de que yo soy vasco y tú insular. Es mucho mejor que reconocer que somos un país de burros, de los últimos países en educación, con una tasa de abandono escolar que asusta, y donde estamos volviendo a que la gente no sepa apenas escribir y mucho menos sumar. Porque si yo digo "me gusta pensar, me gusta saber cosas", me miran raro, porque aquí está mejor visto ser un completo analfabeto. Y los de arriba contentos, así no piensas y votarás lo que te digamos y te venderemos lo que queramos..
Todo ello sin que la televisión diga absolutamente nada, sin que nadie haga nada. Eso sí, el fútbol y los toros que no falten, y el programa de marujeo, donde si se pegan, mejor. Un programa de callejeros o todos los que lo imitan, donde se vea gente drogándose y yéndose de fiesta, que eso da audiencia, y la audiencia es publicidad, y vende. Y siempre es lo mismo, todo por dinero.
Nos estamos acostumbrando a ver muertes y asesinatos a sangre fría en televisión. Ya a casi nadie le escandaliza. Y aún tengo que aguantar que insinúen que la moral de los periodistas es superior, que es una profesión muy respetable, mientras los de la tele venden cada día sus principios por un punto de audiencia.
Así que escribo esto. Siento haberme extendido mucho. Si no te gusta, pues bórralo. Me da igual que lo reenvíes o que no. Sólo sé que alguien tiene que decirlo y que lo digo porque ya me han tocado los cojones.
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