sábado, 29 de noviembre de 2014

¿CREER Ó NO CREER?

¿Creer en un más allá? ¿Creer en una postvida? ¿Creer que después de la vida habrá algo mejor? ¿Creer que después de una maravillosa vida habrá algo mejor? ¿Por qué creer? ¿Por miedo? ¿Por náuseas? ¿Por miedo a perderte en el abismo? ¿Vivir para qué? ¿Para sólo pensar en la muerte? ¿Para no envejecer? ¿Para tener miedo de crecer? ¿Para no ir al infierno? ¿Para cumplir con lo establecido? ¿Para vivir responsablemente y que no hablen mal de ti? ¿Para tentar a la suerte? ¿Para qué vivir? ¿Para preguntartelo? ¿Por qué es mejor callarselo? ¿Por temor? ¿ Por miedo a la muerte? ¿Por miedo a desvanecerte en sólo un recuerdo? Por cada una de estas preguntas, "yo más humilde soy y sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo me transporte mecido hasta el siguiente"

NO HAY NADA SIN LUCHA





Hoy he participado con mi aportación a la campaña solidaria de recogida de alimentos para las víctimas de esta panda de canallas que nos gobierna. Estas iniciativas son muy positivas pero ya estoy harto.
Para cuando una campaña de recogida de armas, pólvora….para armar a esta famélica legión y que seamos nosotros los que de una vez por siempre hagamos nuestro lo que dice la constitución (esa que cuando les conviene a esta panda ladrones siempre nombran) y el pueblo tome el poder y los poderes:
LEGISLATIVO: legislaremos
JUDICIAL: juzgaremos
EJECUTIVO: ejecutaremos
Ya está bien de poner la otra mejilla, de agachar la cabeza, de resignarse.
Levantemos la cabeza, afilemos los pocos dientes que nos quedan y arrasemos sus palacios, sus paraísos y demostremos que hasta aquí han llegado, que se les acabo el chollo.
Han arruinado nuestro presente,  nuestro  futuro y el de nuestros hijos. Hasta cuándo vamos a aguantar.
Compañer@s, endureced vuestros corazones porque hará falta mucho odio para terminar esta limpieza...
Ya no os queda tiempo para rectificar malnacidos, de nada os servirá pedir perdón, no encontraréis ningún agujero donde esconderos.
SALUT.

KLS  

martes, 18 de noviembre de 2014

Breve historia de la prohibición del humor Publicado por Javier Bilbao

Que tras contar un chiste no se ría nadie no es lo peor que uno puede esperar. Sótades de Maronea allá por el siglo III a. C. escribió unos versos humorísticos sobre ciertos aspectos de la vida sexual de Ptolomeo II y acabó encerrado en una caja de plomo y tirado al mar. Hay gente que no encaja bien las bromas. Especialmente cuando ostentan algo de poder, siempre tan necesitado de un aura de pompa y solemnidad. Así que no es de extrañar que a menudo la sátira y la caricatura hayan sido prohibidas y sus autores generalmente acabaran cayendo en desgracia, como veremos con algunos ejemplos. Probablemente El nombre de la rosa es la mejor descripción que se haya hecho nunca de esa capacidad subversiva del humor. Como recordarán si han leído el libro o visto su fascinante adaptación al cine, a finales del año 1327 el erudito y audaz franciscano Guillermo de Baskerville llega acompañado de su novicio a una abadía en la que están sucediéndose una serie de crímenes. Durante su investigación nuestro protagonista acude al scriptorium, donde tendrá una disputa dialéctica con el bibliotecario ciego Jorge de Burgos (en evidente alusión a Jorge Luis Borges). Este sostiene que la risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara, hace que el hombre parezca un mono. La risa es signo de estulticia y hay que evitar los chistes como si fuesen veneno de áspid, concluye, puesto que Cristo no reía y además la risa fomenta la duda. Pero Guillermo no puede estar más en desacuerdo: no hay constancia de que Cristo riera pero tampoco de que no lo hiciera. La risa es signo de racionalidad, asegura, sirve además para confundir a los malvados y poner en evidencia su necedad. Esta primera discusión es una buena pista de la causa última de todas las muertes ocurridas en la abadía, debidas a que Jorge quería mantener a toda costa oculto el libro segundo de la Poética de Aristóteles. Una obra sobre la que hay varios indicios de que existió realmente y que estaba dedicada a analizar la comedia y su capacidad catártica en el espectador. Tal como dice en su discurso final, una vez desenmascarado por la investigación de Guillermo: La risa distrae, por algunos instantes, al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo, cuyo verdadero nombre es temor de Dios. Y de este libro podría saltar la chispa luciferina que encendería un nuevo incendio en todo el mundo (…) Si la risa es la distracción de la plebe, la licencia de la plebe debe ser refrenada y humillada y atemorizada mediante la severidad. Y la plebe carece de armas para afinar su risa hasta convertirla en un instrumento contra la seriedad de los pastores que deben conducirla hasta la vida eterna y sustraerla a las seducciones del vientre, de las partes pudendas, de la comida, de sus sórdidos deseos. Pero si algún día alguien, esgrimiendo las palabras del Filósofo y hablando por tanto como filósofo, elevase el arte de la risa al rango de arma sutil (…) si algún día alguien pudiese decir: me río de la Encarnación… Entonces no tendríamos armas para detener la blasfemia. Como vemos Jorge simplemente está intentando mantener el orden establecido. El poder de la Iglesia podía ser enorme, pero como todo poder necesita ser aceptado y/o temido por sus súbditos. Sin ese acatamiento final de la base social, la autoridad se desmorona. Dado que la sátira y la burla atacan tales cimientos este anciano bibliotecario podía ser perverso, pero desde luego no estaba loco. Algo parecido debía pensar el emperador Septimio Severo cuando mandó ejecutar a varios senadores, según se recoge en Historia Augusta: Eran condenados a muerte en gran número, unos por haber hecho algún chiste, otros por haberse callado, algunos por decir cosas de doble sentido como «he aquí un emperador que hace honor a su nombre, que es verdaderamente Pertinaz, verdaderamente Severo». sátira Por su parte, el antiguo escritor de comedias Éupolis ridiculizó a Alcibíades en una obra titulada Baptae («Los que se zambullen») y este no encontró mejor forma de vengarse que haciendo que se ahogara en el mar. Pero no todos los antiguos reyes, generales y emperadores eran tan ceñudos y susceptibles. El emperador y filósofo Marco Aurelio tenía una esposa que le era infiel y él, lejos de tomar represalias, incluso favoreció la carrera de algunos de sus amantes, como uno llamado Tertulo. Según se cuenta en cierta ocasión se representó ante el emperador una obra cómica sobre un marido cornudo que preguntaba a su esclavo quién era el amante de su mujer, a lo que le respondía que Tulo. Dado que debía ser algo duro de oído le pedía que le repitiera el nombre, por lo que el esclavo finalmente replicó: «ya te lo dije tres (ter) veces, Tulo se llama». Bueno, esto contado en latín tiene más gracia. La cuestión es que a Marco Aurelio no le debió sentar mal, dado que el osado autor no solo conservó la cabeza, sino también su empleo. Y es que para que haya censura y prohibición previamente se requiere que haya autores lo suficientemente audaces o inconscientes. Tras la instauración de la Inquisición uno de ellos fue Quevedo, que sería denunciado a tal institución por su «indecencia del discurrir, la libertad del satirizar, la impiedad del sentir, y la irreverencia del tratar las cosas soberanas y sagradas». Sería en el siglo XVIII, con los ilustrados, cuando la sátira alcanza su apogeo. Autores como Voltaire y Diderot alcanzarían gran renombre en Francia gracias a sus agudezas, y de vez en cuando algún encarcelamiento, paliza y quema pública de sus obras por parte de las autoridades. Mientras que en Inglaterra, publicaciones como The Spectator y The Tatler buscarían lo que denominaban «true satire», en la que no se dirigían las burlas contra alguien en concreto con intención de difamarlo —a la manera de las actuales tertulias televisivas, para entendernos—, sino que el objetivo era abstracto y el tono moderado y basado en la racionalidad. Con la llegada al poder de Napoléon vino también el cierre de las publicaciones satíricas francesas y fue precisamente un autor inglés, llamado James Gillray, el que lograría sacarlo de sus casillas con una parodia de su ceremonia de coronación. Le sentó realmente mal el dichoso dibujo, hasta el punto de prohibir la introducción de copias en el país y presentar una queja diplomática ante Londres. De hecho, unos años antes ya había intentado incluir una cláusula en el Tratado de Amiens para que los caricaturistas ingleses que lo retrataran fueran exiliados a Francia. Una vez reinstaurada la monarquía, Luis Felipe I pasaría por un mal trago equivalente cuando otro caricaturista, Charles Philipon, lo retrató con forma de pera (que en francés significa también bobo) en una revista llamada precisamente La Caricature. Los ejemplares fueron secuestrados por las autoridades y el autor llevado a juicio, donde se justificó diciendo que a quien realmente debían detener es a todas las peras de Francia, por parecerse al rey. Pasaría en total dos años en la cárcel a cuenta del chiste. La aprobación de leyes que requerían nada menos que la aprobación previa de la persona caricaturizada hacían que esta práctica se volviera realmente complicada. Pero las cosas siempre son susceptibles de empeorar. peraLa llegada de los regímenes totalitarios del siglo XX llevarían estas preocupaciones hasta extremos en sí mismos involuntariamente cómicos. Tras la revolución soviética fue objeto de debate si las sátiras debían ser permitidas en el nuevo orden y, como era de esperar, la conclusión terminó siendo que no: dado que el sistema era perfecto la función de denuncia de la sátira ya no debía tener sentido. El nuevo código penal calificó las sátiras y los chistes como propaganda antisoviética penada con el gulag. Aun así siguieron contándose incluso aludiendo al propio castigo que suponía contarlos, como el referido a los trabajadores forzosos del canal entre el mar Báltico y el Blanco: «¿Quién cavó el canal? La parte derecha los que contaban chistes, y la izquierda, los que los escuchaban». Con la muerte de Stalin la situación mejoró, aunque ya en los años sesenta autores de sátiras como Valeri Tarsis fueron ingresados en centros psiquiátricos. Dado que el sistema era perfecto, quien lo cuestionase debía de estar loco. No cabía otra explicación. Mientras tanto, en la Alemania nazi, a partir de 1934 quedó prohibido difundir comentarios maliciosos, lo que incluía chistes contra el partido, el régimen o sus dirigentes. Aun así siguieron difundiéndose, o tal vez precisamente por ello, pues basta que no pueda bromearse con algo para resultar irresistiblemente gracioso. Pero las autoridades eran implacables y en 1943 una trabajadora resultó condenada a muerte por contar a una compañera el chiste: «Hitler y Göring están de pie, en lo alto de un radiotransmisor. Hitler dice que quiere dar a los berlineses un poco de alegría. Göring le replica: “¿Entonces por qué no saltamos desde la torre?”». Respecto a la situación en España durante el régimen franquista, poco podremos añadir a los innumerables estudios y comentarios en torno a su censura y a la existencia de figuras como Buñuel, Berlanga o Boadella. Penas de cárcel o de psiquiátrico, palizas, asesinatos… ¿Y qué hay de la situación actual? Ahí está el ejemplo del caricaturista sirio Ali Ferzat, pero como no es cuestión de que hablando de humor acabemos deprimidos, recordemos también —por si alguien aún no lo conoce— uno de los más hilarantes discursos políticos que se han hecho durante los últimos años, obra de Stephen Colbert. El autor desconocido denominado Pseudo-Jenofonte hacía una observación, hablando de la democracia ateniense, que me parece particularmente interesante: «No permiten que el pueblo sea objeto de burla en la comedia ni que se hable mal de él para que no se tenga mal concepto de ellos». Es decir, que cuando el poder pasa a manos del pueblo ya no está bien visto burlarse de él, puesto que la gente se dará por aludida y no tolerará ni una broma. La autoridad caprichosa de un tirano no pasa a ser sustituida por un paraíso de la libertad de expresión, sino por un enjambre de censores-ciudadanos no necesariamente más tolerantes. Personalmente, nunca deja de sorprenderme la inmensa provisión de gente dispuesta a indignarse muchísimo por cualquier ocurrencia. Desconozco si es que son los mismos que cada día se muestran airados por un motivo distinto o es que van turnándose, pero ya puedes bromear sobre un santo del siglo XII, una película candidata al Óscar, una exnovia imaginaria, un grupo de heavy o una facción política que inmediatamente surgirá algún lector que por la rabia que expresa parece sentirse él como persona directamente agredido. No sé cómo será en otros países, pero en España se diría que cada uno espera no solo respeto para sí mismo, cosa muy razonable, sino también una completa ausencia de burlas o chascarrillos en torno a cualquiera de sus aficiones, ideas, creencias, series favoritas o edificios de Calatrava que contenga su ciudad. La vida no es para reír, en definitiva. Lo peor de todo es que nuestra legislación ampara esta especie de sentido del ridículo hipertrofiado, como el artículo 525 del Código Penal que prohíbe «hacer escarnio de dogmas, creencias, ritos o ceremonias» de una confesión religiosa. Así que por ejemplo La vida de Brian difícilmente podría pasar ese filtro… y si lo hace entonces estamos ante una ley que se aplica arbitrariamente.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Seré breve: ven.

...porque temo a las noches sin ti.

Seré breve: bésame. 
Como se besan los mares y las orillas cuando nadie los mira, y seducen las olas las arenas del mundo en un vaivén de roces como labios de sal.

Seré aún más breve: abrázame.
Porque es una hoguera de amor la ronda de tus brazos, como es la luna un hechizo de giros que hace danzar los mares, en un compás misterioso de silencios ancestrales, que teje los vientos, que amasa el mundo con sus caricias desde antes de los tiempos.

Seré todavía más breve: bailemos.
Bailemos en la noche, bailemos en las arenas. Bailemos en la cama. Bailemos y dancemos con los pies de los sueños y la gracia de los astros. Bailemos mientras bailamos alrededor del sol y mientras el sol baila con nosotros surcando los abismos de la noche. Suspiros de melodías y los perfumes de nuestros cuerpos, como cuerdas de diestros instrumentos, para ser los acordes de nuestros mareos en los vértigos de tu mirada y mi mirada en ti reflejada.

Seré urgente: ámame.
Avanza la noche y estás lejana. Aún los astros tienen sus huellas cansadas buscándote para el baile, y los giros de la luna se vuelven torpes sin la luz de tu mirada que la guíe, y los mares se mueren quietos y las orillas sedientas esperan tu llegada.

En vilo los cielos me acompañan a esperarte.

Ven. Bésame. Y enciende el mundo con tus labios.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

LIBERACIÓN

La poesía es liberación...


...y son dos versos las alas del pájaro
como dos rimas mis pies andando.

   (Cuenta una vieja leyenda que me acabo de inventar,
que los corazones del mundo son alas enjauladas,
rebotan, saltan, embisten contra el duro pecho
que no deja a los hombres ser hombres de cielo,
mas versan en otros sus corazones, como rimas aladas,
y esto no es una leyenda que me la acabe de inventar).

   La poesía es la liberación salvaje de las cadenas,
pues la vida misma es un poema de lucha que no se rinde,
que no mide, que no cesa, pura estampida de fuerza,
la poesía dice todo en sus medios y nada espera para los fines.

   Tienes voz y callas. Tienes pies, pero esperas.
Tú no eres poesía. Tu no siembras tu destino.
¿Te sabes esclavo y duermes la sangre de tus venas?
Nada temas, no puedes morir si ya estás vivo.

   Rima para ser un eco eterno, mi amigo.
No tendrás así más altura que la de un grano de arena,
ni serás más feliz, y no te prometo cierto tu destino,
o que vayan a respetar tu vida los abismos,
pero puedo decirte que andarán contigo las estrellas.
Nada temas, no puedes morir si en verdad estás vivo.

LOCURA

Estaré loco, pero al menos puedo volar...
...puedo alzar los brazos y tomar el cielo, puedo bailar con la noche, puedo colgar de sus estrellas como un tonto acróbata sin miedos. Estaré loco, es cierto como es cierto que no lo es. Yo sé remontar los vientos, yo aprendí a escalar los horizontes, y no hay verdad, y no hay otro norte, más que el latido del corazón hasta el desborde. ¿Goza el poeta al ver repetidos por otros sus versos en lenguas amantes, o es el peor aguijón al alma, que a los suyos sólo respondan los ecos? Estaré loco, no sé si tanto como los cuerdos, pero vuelo, rimo; a veces siento. A veces como el abrazo de un pájaro que no abraza, a veces como el río que canta, y no tiene voz, y no tiene garganta. Estaré loco, pero al menos puedo volar, pero al menos puedo convertir al mundo todo en un precipicio y a la noche infinita mil veces más honda en mi lecho. Otros mundos, otros tiempos, a nada temen los trazos de mi vuelo. A veces amo, a veces vuelo. Pero al menos puedo volar.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Declaro el estado de poesía permanente
...y que la rebeldía sea la razón de cada latido. Declaro la insurrección de las rimas como un derecho contra las estrictas matemáticas, pues los versos son la matemática de la vida. Levanto mi puño en alto contra los sumisos que duermen sus sueños, declaro la anarquía de mi corazón y el furor ingobernable de mi sangre. Yergo mi espíritu por sobre sí mismo y tomo de rimas la revolución de su horizonte. Declaro y deseo la más profunda enemistad a las cadenas de todo sueño humano, tengo los vuelos del pájaro por mi única bandera y empuño la igualdad como mi lanza y estandarte. Porque la vida debe ser poesía, porque muere todos sus días aquél que reniega de su vida y ya no rima... Desconozco todo lo que esté sobre mí, porque le reniego estar a mi estatura por sobre nadie. Y más que todo, arranco a mi pecho un grito, y con él lanzo un suspiro inquebrantable, sin látigos ni fuegos, porque la poesía está hecha de los sueños, que se encarnaron en palabras. Rompo el sistema de barras porque no hay barras en mi verso. No entiendas, no sigas, cada quien de caminos hace su camino, yo sólo en versos y de palabras libres mi destino. Amo la libertad de las líneas susurradas, pues todo rebelde es en verdad un trazo de poesía, en guerra eterna, contra las frases armadas. Amo, y eso es poesía.

Estirpe - El último petalo

ESTAS EN MI MENTE Y EN MI CORAZÓN

Ya es noche y aun no dejo de pensar en ti no logro apartarte de mi mente y de mi corazon lo único que he podido lograr hacer de este amor mas grande , no hay forma que te pueda olvidar aquel rostro tuyo , aquel olor a rosa , eres indescriptible para mi Estas en mi mente, cual pensamiento firme y a la vez ausente, estan tus besos en mis labios, aun cuando no los has besado, estas presente en mi corazón, y aun no has llegado, te amo tanto y tu, quizás ya me hallas olvidado. Te tengo presente y eso me mantiene cuerda, estas en mi alma tatuado como una efímera silueta, tengo tus ojos clavados en mis ojos como una saeta, y mi corazón late fuerte aun cuando tu estas solo en mi mente..pero estas ausente. Estàs en mi mente y te pienso insistente en mi corazòn y se agitan los latidos porque te amo amor por que te amo estas en mi mente y en cada latido. Estás en mi mente como flor en primavera estás en mi corazon cual a caudal de versos estas en mí porque yo estoy en ti estamos unidos por el destino estamos así porque nos amamos Estas en mi mentey mi corazon... Aquí estoy esta tarde riéndome, jejejeje riéndome de la felicidad que deja satisfacción para la vida, he de recordar que interne mi imaginación en verte tal cual te reíste… cuando miraste ese ramo de rosa que mi mente graciosa y creadora quito a ese jardín del cielo que cuidan locuras vagabundas de escritores bohemios para dejarte amor del bueno de mi corazon… esta tarde pude notar entre la belleza del oscurecer asomado y la razón para vivir por la belleza de tu sonrisa y las ansias profundas de querer hablar a mi presencia... que siempre estas en mi mente y mi corazón... Estas en mi mente... navegando por mis dias... por mis noches... estas en mi corazón... para hacerme sentir que me necesitas como yo a ti te necesito amor... Estás en cada pensamiento mío, por donde vaya veo tu rostro, están dentro de mi alma, en cada suspiro, es cada respiro, eres el aire que necesito, para poder vivir.