viernes, 22 de enero de 2010


Nos dejó. Se marchó para ser lo que nunca dejó de ser: viento de libertad. Para volar allá donde se cometa una injusticia contra cualquiera, en cualquier rincón del mundo.

Su dedo, como decía Benedetti, sigue mostrándonos el camino, acusando al monstruo y sus tizones, apretando de nuevo los gatillos...

Gracias por todo, Soldado de la Verdad. Descanse en Paz.

¡Gloria eterna para nuestros mártires! ¡Viva el Che Guevara, carajo!

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