miércoles, 13 de enero de 2010

UTOPIA Ó NO?


:: La destrucción del Estado.


Derribad todos los edificios que desde cualquier punto de vista representen un símbolo de opresión. Ningún vestigio del pasado deberá ser respetado. Es necesario, de una vez por todas, hacer tabla rasa con todas las instituciones gubernativas, jurídicas, religiosas, administrativas, etc. Que todos los monumentos, que podrían usarse como punto de reunión de alguna autoridad cualquiera, sean abatidos sin piedad ni remordimiento. Compañer@s, endureced vuestros corazones porque hará falta mucho odio para terminar esta limpieza... haced saltar las iglesias.. los cuarteles, las prisiones... los ayuntamientos...
Quemad todos los papelotes administrativos doquiera se encuentren. ¡Al fuego los títulos de propiedad, de renta, de acciones, de obligaciones! ¡Al fuego las hipotecas, las actas notariales, las actas de sociedades! ¡Al fuego el libro de deuda pública, el de los prestamos comunales y departamentales! ¡Al fuego los libros de los bancos y de las cámaras de comercio, los pagarés, los cheques, las letras de cambio! ¡Al fuego los papeles del censo, de reclutamiento, de la intendencia militar, de las contribuciones directas o indirectas! ¡Al fuego todos esos papeluchos malsanos, títulos de esclavitud de la humanidad, defendidos por millones de datos, de esbirros, de jueces de todo tipo.


Es la hora de liarse la manta a la cabeza, abandonar todas las creencias e ilusiones que nos garantizan la seguridad de vivir en este mundo. La seguridad en esta sociedad no son más que unas vallas que nos protegen de... ¿de qué? ¿os habéis parado a pensar alguna vez de qué nos protege la Seguridad que nos ofrecen? ¿De qué debemos tener miedo? Las seguridades nos protegen de nosotros mismos, es a nosotros a los que las vallas no dejan salir, y no a los demás a los que no deja entrar. Nos impiden desbordarnos de lo que está permitido. Son nuestra propia policía que nos vigila en nuestro arresto domiciliario. Te pudres en ti mismo, te adormilas y te aburres, con la seguridad de que vas a seguir viviendo, es decir, tu corazón va a seguir latiendo. ¿Y los demás? ¿y los sueños? ¿y los deseos? ¿y las emociones? ¿la pasión?.

Todo eso está ahí, al otro lado de la valla. Abandonad las seguridades, lo único que hacen es atar, y lanzaos a la emocionante experiencia de vivir sin normas, sin amos, sin roles. Experimentad.
Queremos vivir y experimentar YA, no a medio ni largo plazo. La idea de la revolución como proceso está muy bien, pero no podemos esperar. Necesitamos mejorar nuestro vivir, queremos una forma más intensa de vida, y por eso queremos crear momentos para vivir intensamente. Queremos insurrecciones, sublevaciones, revueltas, la tensión del conflicto abierto. No nos vale tener simplemente el sueño de una revolución, preferimos el sueño y la utopía de un momento en insurrección. La sublevación es una reapropiación, una verdadera ruptura con la monotonía de la vida cotidiana, una verdadera ruptura con las normas sociales, una verdadera ruptura con los roles que a cada momento de la vida debemos adoptar. El momento en sublevación rompe los horarios, el tiempo, que deja de ser una tiranía lineal, para pasar a ser un desorden de momentos vividos intensamente. Sabemos que una insurrección no va a cambiar el mundo, pero sí creemos que puede transformar nuestra vida.
Porque se trata de cambiar el mundo, pero también se trata de transformar la vida. No estamos interesados en ninguna revolución que no eleve nuestra calidad de vida. No nos interesa un mundo, por muy libre y justo que sea, si la vida es igual de aburrida, tediosa, monótona, racional y mediocre que la que hay ahora.

Abogamos por crear la revolución que nunca triunfe.

No queremos triunfar. No queremos perder el sueño y la utopía. No nos interesan las cosas que tienen un fin, ni las cosas cuyo destino anticipado es morir. No queremos tener futuro, ya iremos fabricando nuestra vida. No queremos definirnos ahora, ya nos irán definiendo nuestros actos. No queremos tener todas las cosas claras, ya nos iremos aclarando con la practica.

No tenemos las cosas claras. Pero OJO, eso no quiere decir que vayamos a permitir que vengan listillos a aclararnos a nosotros y a decirnos quienes somos y que queremos y qué no queremos. No admitiremos vanguardias revolucionarias que vengan a encabezar nuestra revuelta con sus ideologías. Y no vamos a permitir, tampoco, a los líderes sindicales ni a los sindicatos en sí mismos y mucho menos a las organizaciones politicas. No os vamos a dejar, os lo avisamos, no vamos a permitir ningún intento de manipulación, ni vamos a dejar que recuperéis nuestras luchas para el Sistema, llevándonos por los inofensivos cauces de la democracia. ¡Abajo la democracia! ¡no más diálogo! Hay que dar caña. Os lo advertimos, si intentáis meter vuestra zarpa entre nosotros, vamos a arremeter contra vosotros con toda nuestra ira. Mejor todavía, arremeteremos contra vosotros aunque no intentéis meter la zarpa, sólo por lo que sois y lo que hacéis, por vuestra función de bomberos del fuego de la revuelta. ¡Recuperadores de mierda, estáis en el punto de mira!.

Todo está en el punto de mira. Nada de este mundo es salvable. Nos cagamos en todo. Hemos empezado a desengañarnos de las credulidades de la vida moderna, no creemos en la seguridad del hogar lleno de sentimientos electrodomésticos, ni en las máquinas que dan una felicidad patética, como la sonrisa del burro al morir. Los coches no son más que el modelo del ideal burgués de felicidad. Quemémoslos, rompamos los escaparates de la alienación y de la falsa vida.

Quemar coches, romper escaparates. No es una consigna lo que os mandamos. Quemar, romper, son nuestros sentimientos lo que os lanzamos. Os lanzamos nuestra rabia, nuestra ira. Nuestros deseos y nuestros sueños. Es lo que pensamos. Nosotros somos eso.
Insurgimos en nuestro ambiente como lava de volcán. Queremos irrumpir, no esperar a florecer como las plantas. Queremos lucir el doble sin resignarnos a durar la mitad de tiempo. Somos utópicos, somos unos ilusos. ¡Ilusos! ¡Habéis dejado de soñar! Os habéis hecho mayores, sois tan adultos como un universitario invadido por el tedio con veintipocos años. Nosotros nunca hemos dejado de ser niños. Aún somos salvajes y nos resistimos a que nos domestiquen.

Mordemos.

Somos utópicos y salvajes.

Seguro que pensáis que estamos locos, ¿verdad? .

Este panfleto es un virus. Se extiende y fluye por el mundo sin límites tejiendo redes de deseos subversivos. Puedes formar parte de él. Es más, puedes ser él. Difúndelo, fotocópialo, regálalo a tus seres queridos. Crea sueños.
Salvajes.

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